11/8/23

Marina Barbera: Con el clown hacemos un primer plano a eso que no se muestra

Marina Barbera: Con el clown hacemos un primer plano a eso que no se muestra

La payasa Marina Barbera, referente del clown teatral en Argentina actualmente residente en Lago Puelo, está presentando en Buenos Aires "Llegar a una fiesta", su último trabajo, que comenzó a armar en Buenos Aires y finalizó en pandemia en el Sur

marina barbera

 

La obra, que se podrá ver este viernes 11 a las 20.30 en No Avestruz (Humboldt 1857) viene de haberse presentado en Lago Puelo, Trelew, el Festival Internacional de Clown Rojo, en Menorca y Barcelona (España) y en septiembre próximo viajará a Lima.

Autora e intérprete de trabajos como "Parece ser que me fui" y "Seis", Barbera fue también integrante de los míticos Papota, acaso el segundo grupo que referenció el clown argentino luego del Clú del Claun, y que integró con Darío Levín, Lila Monti y Erica Ynoub, entre otros, marcados todos por la impronta de la formación actoral.

"Una vez, me dolieron tantas cosas, que me metí en el centro de la tierra. Afuera rugía un viento desatado, así que fue mejor volverme un gran envoltorio, descansar y aprender el lenguaje de los bichos y las plantas. Yo sabía de todos modos, que en algún momento, en alguna parte polar del mundo, volvería a la fiesta", reza el texto de Barbera que de alguna manera anuncia el recorrido de una comedia existencial que inició a partir de la correspondencia de amor entre su abuelo y su abuela y que tiene claras referencias a su estancia en el sur argentino y a la situación de pandemia.

Télam: ¿Cómo fue la construcción de este trabajo con el que empezas a rodar otra vez con tu payasa Martita Saldutti?

Marina Barbera: Empecé a trabajar con ese gran papel que se ve en el escenario, quería jugar con ese material y explorar mi relación de movimiento con él. El papel llegó porque heredé cartas de mis abuelos cuando eran novios, que tuvieron una relación secreta durante bastante tiempo y que alimentaban por correspondencia viviendo en la misma casa; entonces tomé eso: el color del papel, los relatos, una historia de amor que tiene que ver conmigo. Tomé el papel y me dije: "Qué pasa si esto es como una gran carta, una especie de alfombra de papel y meto a la payasa ahí a jugar con eso". Estuve mucho tiempo trabajando así con dos amigos, Hernán Carboni y Magdalena Ciucci, que me miraban y veíamos formas, era un juego de desplazamientos, de aparecer-desaparecer, del sonido del papel quebrándose y ahí llegó la pandemia y todo se detuvo en ese lugar.

T: Con la pandemia te mudas al Sur.

MB: Sí, me llevé el papel allá y más o menos después de un año y medio quise retomar el trabajo y conocí a Andrea Vegazzi, que es bailarina y coreógrafa, que es de San Martin de los Andes y yo necesitaba entrar en un proceso creativo con alguien que se dedicara más al movimiento porque la búsqueda vino más desde ahí, un cuerpo sin palabra y esto que no sabía si era una persona o un animal o un bicho del bosque que estaba ahí adentro. Trabajamos así, con una libertad absoluta en la improvisación, sin tanta cosa emocional, entonces apareció este personaje, un ser medio fantástico.

T: ¿Y la fiesta?

MB: Andrea me acompañó a empezar a construir un relato que empezó a completarse cuando yo un día llevé unos zapatos turquesas. En medio de esta improvisación con este personaje con barba un día llevo estos zapatos por el impacto del color y que me quedaban grandes y quería jugar y ver qué le pasaba a este personaje con esos zapatos y entonces ahí Andrea me dijo: "Apareció una mujer", y yo dije "no, si estamos en una cueva" y ahí apareció la imagen de la fiesta y se fue hilando cómo sería este ser entrando a una fiesta, cómo haría para adaptarse a una situación social después de estar tanto tiempo en otro mundo, en un mundo como encerrado pero a la vez protegido con esa sensación de "quiero salir pero a la vez afuera es un desastre, mejor me quedo adentro", sensaciones que tienen que ver con el momento pandémico también.

T: Es un material que parece contener mucha biografía propia.

MB: En el clown el material siempre es propio y de algún modo biográfico, solo que en la medida en que uno va haciendo funciones y profundizando en el relato empieza un tránsito emocional donde lo que era autobiográfico empieza a volverse más universal; yo siento con esta obra, como que todo es aún muy cercano, que todavía estoy transitando historias personales, pero cada vez menos, cada vez más es como que una entra en ese universo de juego.

Télam: Al llegar a la fiesta hay cierta incomodidad para la payasa.

MB: Me interesó ahondar en esa sensación de que aunque uno está no pertenece a la comunidad, esta cosa de hablar el mismo idioma y sentirte extranjero, esa sensación rara. Hay algo que pasó en pandemia con tanto movimiento que hubo, de personas que se mudaron o que quedaron varadas en sitios que no eran propios, cierta sensación como de destierro que provoca cierto miedo, esta cuestión de no reconocerse, no pertenecer a una comunidad.

T: Hablabas de este pasaje que se va produciendo con el material de algo biográfico a algo más teatral.

MB: Hay que tenerle paciencia a ese pasaje, hay que armar un equipo creativo sensible con esa contención de que uno está habilitando zonas que por ahí tienen que ver con dolores, con cosas con las que nos quedamos heridos. Te ayuda tener un faro y saber que tenés la decisión de trabajar sobre el lenguaje porque ahí aparece, de un lado, la lógica poética existencial del clown, y, por el otro, el humor, que son recursos que sé que me van a acompañar a transformar el material, pero cuando empiezo duele o hay algo incómodo.

T: ¿Y cómo se dio este tránsito en "Llegar a una fiesta"?

MB: En este caso se dio que tanto con Andrea Vegazzi, que es la codirectora de la obra, y con Nuria Villalta, que es escritora y se unió más tarde en el proceso creativo de la obra, encontramos mucha afinidad en los procesos internos de las etapas de la vida, porque en un momento uno empieza a blanquear temas e incomodidades y entonces ahí pueden empezar a plantearse las escenas que facilitan ese tránsito. Después es la repetición del ensayo, repetís una y mil veces el mismo conflicto y la misma redundancia de la repetición empieza a generar la gracia, empieza a ubicarnos en lugares de distancia, al principio te puede doler pero a la quinta vez ya es "¿qué podemos hacer con esto?" en un plan que va decididamente a transformarse en juego. Lo complicado es que eso no se puede forzar, hay un tiempo en eso, y después empieza a pasar, no sabemos muy bien cuándo, uno empieza a tomar distancia y el territorio del juego es cada vez más grande.

T: Y la payasa va sola a la fiesta.

MB: Apareció esta idea de la fortaleza de ir solo o ir sola a una fiesta, porque si uno va en grupo, si la fiesta es incómoda, la pasás bien igual, pero cuando vas solo o sola, es distinto, ahí me encontré en el juego de la dificultad de socializar, cómo es acercarse, más a una determinada edad y donde todo funciona por redes sociales y aplicaciones, cómo se da ese intento de encuentro que siempre es torpe, porque aunque se encuentren las palabras hay algo con un otro que tarda en encajar, entonces un poco era tratar de validar ese momento desprolijo del encuentro y subir el volumen, porque con el clown es interesante eso, hacer un primer plano a eso que no se muestra, en este caso, la gran inseguridad del encuentro.

T: Siempre está muy presente la fragilidad en el payaso.

MB: Para mí es la base del trabajo, es la fragilidad en esta sensación de que yo estoy en la fragilidad y vos como público también estás en la fragilidad, un poco como que estamos viéndonos ahí

FUENTE: DEL GRUPO LA PROVINCIA TELAM

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Lago Puelo: Darío Levín trae a Buenos Aires "Los agravios", obra escrita para una pareja en pandemia

Darío Levín trae a Buenos Aires "Los agravios", obra escrita para una pareja en pandemia

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(Por Pedro Fernández Moujan) - Darío Levín, dramaturgo, clown y actor que vive en la Comarca Andina donde desarrolla una intensa actividad teatral con su compañía y espacio Teatro Casero, es el autor y director de "Los agravios (pequeño drama de pueblo chico)", una obra pensada originalmente para un actor y una actriz, que son pareja en la vida real, en tiempos de pandemia y que ofrecerá dos funciones en Buenos Aires.

La idea de la obra, que podrá verse los próximos sábados 12 y 19 a las 20 en Animal Teatro (Castro 561) "fue poner la lupa en las consecuencias sensibles que pueden producirse en las personas cuando atraviesan un pequeño trauma que podría modificar sus vidas", contó Levín a Télam.

A la distancia, conversó con esta agencia sobre el particular armado de este trabajo y las alternativas que atravesó, conocer las ideas que pone en juego y su desarrollo teatral en Lago Puelo, luego de que el año pasado estuvo a cargo de la puesta "Yo también quiero ser un hombre blanco heterosexual" de la chilena Carla Zúñiga, que llevó al Festival de Teatro de Rafaela entre otras ciudades.

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Télam: ¿Cómo fue el proceso a través del que surgió "Los agravios"?

Darío Levín: La dramaturgia surgió durante la pandemia a pedido de les actores Yanina Frankel y Ezequiel García Faura. Antes de ese acontecimiento traumático para el mundo en general y para el teatro en particular, elles viajaban siempre que podían a un pequeño pueblo de la provincia de Buenos Aires llamado La Violeta para descansar de la actividad teatral y para alejarse de la vida urbana por un rato. Sin embargo, las nuevas restricciones del mundo, les impidió salir de su casa en Haedo, en la Zona Oeste del Gran Buenos Aires. Por otro lado, ese mismo año esperaban su primer hijo y el teatro intentaba reinventarse. Recordemos que en 2020 llegamos a pensar que tal vez no podríamos volver a la vida tal cual la habíamos conocido hasta entonces.

Con los disparadores que los actores compartieron conmigo, comencé el trabajo de escritura, basándome en imágenes y en dos habitantes de ese pueblo bonaerense: La Vivi y el Cuqui. Quisimos construir una obra de teatro íntima, que pudiera hacerse en el hogar de los actores, para muy poco público, y que contemplara la posibilidad de que mientras actuaran pudieran seguir atendiendo a la niña que, finalmente, llegó al mundo en noviembre de 2020.

Pero la escritura llevó más tiempo del esperado, las restricciones por el Covid-19 comenzaron a hacerse más flexibles y entre todo esto y el estudio del texto, la crianza de la recién llegada, los ensayos espaciados (yo vivo en Lago Puelo y debíamos viajar para encontrarnos), finalmente pudimos estrenar en abril de 2023 en un espacio teatral tradicional, Teatro Pirán de Ituzaingó, con mucho público y con la pequeña Chavela de dos años y medio de edad, mirando desde la platea, cuidada por alguna tía o su abuela y sin necesidad de ser atendida por sus padres.

T: El texto propone dos monólogos interiores ¿Cómo se llevó eso a escena y cómo repercuten en la escena todas esas imágenes que los personajes tienen?

DL: La idea de monólogos surge por las necesidades planteadas por los actores al inicio del proceso de la escritura. Si debían cuidar a la niña recién nacida mientras hacían la obra, entonces los padres debían actuar por turnos dentro de la casa. Mientras uno actuaba su monólogo, veríamos al otro tener en brazos a la niña desde alguna habitación de la vieja casa chorizo de Haedo. Pero los niños crecen y el mundo cambia a una velocidad pasmosa. Y nos fuimos adaptando, el teatro fue volviendo a las formas que siempre conocimos. Sin embargo, algo de esos disparadores iniciales fueron definiendo el carácter procedimental de la dramaturgia, incluso la niña se entramó en la historia final de la obra: La Vivi devino madre soltera y el Cuqui, niñero de la pequeña. La experiencia del agravio, sería contada alternativamente desde la subjetividad de estos dos personajes protagonistas.

T: La obra parece tratar sobre algo muy pequeño que a la vez que lo expande busca que continúe siendo pequeño, que no pierda esa condición, ¿cómo fue esta dinámica?

DL: La obra habla de un pequeño acontecimiento, casi imperceptible dentro del mundo alocado y veloz en el que vivimos. Sin embargo, mi propósito era poner la lupa en las consecuencias sensibles que pueden producirse en las personas cuando atraviesan un pequeño trauma que podría modificar sus vidas. Ver expandir esas consecuencias como cuando nos sentamos a contemplar las ondas que se producen al tirar una piedra en un lago quieto. Y si bien ese impacto puede perturbar la tranquilidad del agua, las ondas nos invitan a descubrir la belleza que se produce en esa conmoción. "Los Agravios" es una invitación para percibir la grandeza que se esconde en lo pequeño.

T: ¿Podés contarnos sobre tu Compañía Teatro Casero y cómo se desarrolla tu trabajo en la Comarca Andina?

DL: La Compañía Teatro Casero es una usina de producción, investigación y formación teatral. Se conformó en la Patagonia argentina, en la Comarca Andina del Paralelo 42° en abril de 2014 y desde entonces produjo más de diez espectáculos y varios seminarios de formación en diversos lenguajes del teatro con diferentes referentes teatrales del país. Contamos con un espacio, equipado y emplazado en una zona semi-rural que la compañía utiliza para realizar capacitaciones, ensayos y funciones de sus producciones.

Hemos realizado adaptaciones de obras clásicas y llevado a escena dramaturgias contemporáneas de autores nacionales y extranjeros y de autorías propias. Participamos de diversos festivales de nuestro país y sostenemos una programación regular en nuestro espacio. Desarrollamos un teatro situado que dialoga con nuestro contexto y que también pone en tensión la tradición cultural de nuestro territorio con las problemáticas contemporáneas que trascienden las fronteras, para revisar los viejos paradigmas que precisan ser interpelados y puestos en crisis.

Con información de Télam


Darío Levín trae a Buenos Aires "Los agravios", obra escrita para una pareja en pandemia


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Sobreseyeron los gendarmes investigados por la desaparición y muerte de Santiago Maldonado

Sobreseyeron los gendarmes investigados por la desaparición y muerte de Santiago Maldonado

 (Fuente: Sandra Cartasso). Imagen: Sandra Cartasso

A seis años de la desaparición seguida de muerte de Santiago Maldonado, el juez federal de Rawson, Gustavo Lleral, sobreseyó a todos los gendarmes que eran investigados en la causa por participar del operativo represivo en la ruta 40 para desalojar un corte de ruta que realizaba la Pu Lof en Resistencia de Cushamen.

La decisión judicial benefició al gendarme Emmanuel Echazú, que estaba acusado por la desaparición forzada de Maldonado, y a los agentes Juan Pablo Escola, Víctor Vaquila Ocampo y Marcelo Ferreyra, quienes eran señalados por haber cometido los delitos de daño, abuso de autoridad y omisión de los deberes de funcionario público.

Lleral, quien se había declarado incompetente para continuar con la causa pero fue ratificado como juez por la instancias superiores, fue categórico en su dictamen y consideró que "ni siquiera se les puede dirigir el reproche de un hipotético abandono de persona en perjuicio de Santiago Andrés Maldonado, pues, tal como se dijo, no existe elemento de prueba alguno que permita sostener ese juicio de tipicidad y esa atribución penal".

Por el contrario, la abogada de la familia Maldonado, Verónica Heredia, había contado a PáginaI12 hace diez días --cuando se cumplió el sexto aniversario de la desaparición del joven tatuador anarquista-- que el fiscal Federico Baquioni había pedido la imputación del gendarme Emmanuel Echazú, de su jefe, el comandante Pablo Escola, del ex jefe de Gabinete del ministerio de Seguridad Pablo Noceti, mano derecha de Patricia Bullrich durante su gestión como ministra en el gobierno de Mauricio Macri.

"La causa no va a avanzar nunca porque quien tiene que decidir es Lleral, el fiscal solicitó que se acumulara el expediente donde está imputado Noceti y este juez no decide, si tuviéramos juez hoy la causa tendría de mínima siete imputados: Echazu, Escola, Vaquila Ocampo, Ferreyra, Noceti y los directivos de la Gendarmería Gerardo Otero y Ernesto Robino", había analizado la abogada de la familia Maldonado.

Maldonado desapareció el 1 de agosto de 2017 durante un operativo de Gendarmería en el que fue reprimida una protesta de la comunidad mapuche de la Pu Lof Cushamen en Chubut, por el reclamo de tierras ancestrales ubicadas entre la ruta 40 y el río Chubut: su cuerpo apareció 78 días más tarde 400 metros río arriba de donde había sido visto por última vez.

FUENTE: PÁGINA12

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