Tarifas de gas en la Patagonia:
El peso de la eliminación de los subsidios y el “sinceramiento de precios”
Por Roberto Kozulj
En estos últimos días se han multiplicado las manifestaciones de preocupación debido a la vigencia de los nuevos cuadros tarifarios. En el caso de la Patagonia se debe considerar que los usuarios de gas representan el 7,6% del total del país y darían cuenta del 10 al 12% del consumo en los meses cálidos (noviembre a febrero) y de cerca del 16 a 17% durante al menos siete meses al año (abril a octubre).
Los consumos medios por usuario son necesariamente elevados en el sector residencial y de pequeños servicios. Ello obedece a que el consumo es una función directa de la temperatura diaria.
Durante el año 2015 un usuario residencial pagaba por un consumo de 800 metros cúbicos al mes una factura bimestral que sin subsidios le hubiera costado $ 685 sin IVA y que con subsidios le costó $ 228 sin IVA y $ 282 incluido este último.
El subsidio que se aplicaba para este nivel de consumo era así de unos $ 464 es decir un 72% del valor sin subsidios. Cabe aclarar que los productores de gas acordaron sucesivamente con las autoridades un valor cercano a un dólar por millón de BTU para lo que se consideró el abastecimiento de la demanda prioritaria (básicamente el sector residencial y pequeños consumidores comerciales y de servicios). A cambio de este acuerdo -y debido a las políticas de segmentación del mercado y a las regulaciones para otros sectores de consumo-, los productores de gas recibían remuneraciones que iban desde los 2 a los cinco o más dólares por millón de BTU.
Por cierto un nivel alejado de los precios internacionales en el año 2008 pero no en el 2014 y muy superior al que habían recibido durante todo el período de la convertibilidad que tuvo un máximo de 1,4 para el gas de la cuenca neuquina y el de las exportaciones a Chile.
A partir del 1-04-2016 la factura para un usuario como el antes descripto (es decir que consuma unos 800 m3 al mes) le costará unos 6000 pesos o poco más de 4000 si tiene la precaución de hacer un uso mínimo de gas en los meses menos fríos.
Así pese a lo que se cree el incremento sólo se debe en una ínfima parte a la quita del subsidio. De hecho esta quita comenzó a operar ya en 2016 y los usuarios recibieron incrementos razonables en sus facturas. Por ejemplo en vez de pagar $ 227 pagaron unos $ 684, lo que es totalmente comprensible. Pero si analizamos lo que ha comenzado a suceder y sucederá este invierno ya no tiene nada que ver con la quita del subsidio estatal sino con incrementos en el valor del gas pagados a los productores y un retorno a cargos de distribución y transporte dolarizados que en conjunto implica un aumento del mil o más por ciento sobre los valores sin subsidio.
La principal razón de ello reside sin duda en que las tarifas de gas a usuarios que consuman entre 320 metros cúbicos y 620 metros cúbicos por mes en promedio anual se han establecido a valores de entre 4,7 y 7,4 dólares por millón de BTU. Un precio que supera con creces aún los vigentes durante la convertibilidad para los usuarios de Capital Federal y el Gran Buenos Aires. Es decir que estos aumentos se enmarcarían en lo que se ha denominado “sinceramiento de precios”.
Ahora bien los precios del gas en el Henry Hub han estado durante el invierno 2015-2016 en los Estados Unidos en alrededor de u$sd 1,99 a 2,28, en marzo en 1,73 y en abril a 1,92 (https://www.eia.gov/dnav/ng/hist/rngwhhdm.htm).
Si se asume que una remuneración razonable de los costos de transporte y distribución no deberían superar un valor del orden de 1,5-2 dólares por millón de BTU-tarifa que incluye costos de expansión y mantenimiento-, se tiene que los productores estarían recibiendo valores de entre 3 y 5,4 dólares por unidad es decir entre 70 y 170% más que el precio internacional de referencia.
Al mismo tiempo la regulación respecto a las inversiones obligatorias que deben realizar las distribuidoras les proporciona salvaguardas para no hacerlo. Con tasas para colocaciones financieras como las LEBAC del 37,5% anual y una tasa de cambio que no podrá moverse sin causar una mayor inflación, la renta financiera de las distribuidoras y de los productores será enorme y tarde o temprano ello incrementará la emisión monetaria y la presión sobre el mercado de divisas.
Hace poco la Sociedad Rural Argentina reclamaba porque el costo del barril criollo les implicaba la aniquilación de parte de su renta a causa de la quita de retenciones. Los pobladores de la Patagonia difícilmente se hayan visto beneficiados por ninguna de estas medidas. Que la factura de gas pueda equiparar el costo de un alquiler de vivienda o superar un salario mínimo es simplemente aberrante.
Si bien el racional de estas medidas apuntaría a incrementar la producción de hidrocarburos, el registro de retiro de equipos va indicando cual será el destino más probable de estas gigantescas transferencias de renta.