23/5/10

Esteban Gandulfo: Piedra Parada

Sorpresas en la Estepa

La primera impresión que surge de la palabra “estepa” no es muy atractiva. Muchas personas lo asocian con “inhóspito”

Por definición es un territorio llano y extenso, con poca precipitación y escasa vegetación herbácea. Menos de 500 Mm. anuales no dan vida más que a hierbas bajas y matorrales. Es un desierto frío, por contraposición a los desiertos tórridos. Tiene una amplia diferencia térmica entre verano e invierno.

Herman Hesse dio el título de El Lobo Estepario a su libro que, con hondo contenido autobiográfico, describe sus dificultades para comunicarse con el mundo. En cambio Alexander Borodin vio la estepa con ojos más positivos, y su hermoso poema sinfónico En las Estepas del Asia Central hace muy fácil imaginar la caballería avanzando por un horizonte infinito.

La estepa norpatagónica se extiende desde las laderas orientales de los Andes hasta las costas del Océano Atlántico. Hasta hace no mucho era fondo marino y recientemente hubo una buena cantidad de erupciones volcánicas (estamos hablando de aquellos dilatados  tiempos geológicos) entonces es corriente encontrar en la superficie fósiles de crustáceos y roca basáltica que en el pasado fluyó como magna de las profundidades.

Esta región está surcada por rios que, desde las laderas lluviosas de los Andes, conducen sus cursos hasta sus desemboques en el Atlántico. El río Chubut es uno de ellos. Los expertos en toponimia afirman que su nombre procede de Chupat en una lengua de los pueblos tehuelches llamada teushen. Unos estudiosos del idioma dicen que el significado es “transparente” y otros sostienen que quiere decir “tortuoso”. Ambos atributos corresponden perfectamente con el Río Chubut, tan claro que permite ver su fondo, y lleno de tortuosos meandros.

Si bien el río Chubut nace como un rápido de montaña a unos mil quinientos metros de altura, la rapidez de las aguas, los torbellinos y espuma desaparecen rápidamente. Enseguida deja de ser un vigoroso río de montaña y pasa a ser un apacible río de llanura, perdón, de estepa. Al pasar por El Maitén va por los setecientos metros sobre el nivel del mar. Ya mucho antes había asumido la forma de río sinuoso, zigzagueando por el lecho de sedimentos que fuera depositando con los años.

El río, las afloraciones volcánicas, y el viento, otro protagonista de la estepa patagónica, conformaron agradables sorpresas.

La protagonista principal es la Piedra Parada


Piedra parada. En primer plano

puente sobre el Río Chubut

Elvira a los pies de la pared norte


Una de las cuevas de la
pared sur

 

La Piedra Parada es el núcleo de un cono volcánico que en su momento esparció lava treinta kilómetros a la redonda. Actualmente tiene unos cien metros en la base, y se eleva desde ella hasta unos doscientos sesenta y cinco metros de altura. Es un desafío para los escaladores.

Así como la cara norte es un plano compacto, en la pared sur hay una serie de cuevas, algunas de ellas plagadas de huesos de cordero acumulados durante mucho tiempo, que han quedado como muestras de los atropellos de los pumas del lugar para con los ganaderos de la zona.

Volviendo al río Chubut, transparente y tortuoso, desde su naciente en los Andes hasta su desembocadura en el Atlántico tiene una longitud oficial de ochocientos diez kilómetros. Sin embargo, debido a la gran cantidad de meandros durante gran parte de su recorrido, la longitud total del río “desplegado” podría llegar a más de dos mil kilómetros. Los aforos que se han tomado de su caudal indican un módulo de un poco más de cincuenta metros cúbicos por segundo, pero no hay datos respecto a la velocidad de su cauce. Pruebas empíricas muy rudimentarias, del tipo de arrojar un objeto flotante y estimar cuanto recorre en un minuto, permiten conjeturar una velocidad de unos cien metros por minuto en el centro del cauce (que bien sabe todo aquel que ha tenido que remar corriente en contra, es más rápido que en las orillas). Con estos datos, si esa velocidad es constante el río transita algo como ciento cincuenta kilómetros por día, y la lluvia o nieve que cae en las nacientes cerca del cerro de las carreras, llega al mar un par de semanas más tarde.


Cañadon de la buitrera.

puente sobre el Río Chubut

Arenisca y caliza. Ver como referencia

vehículo abajo izquierda


Mónica y Pancho Loccoco,

compañeros de caminata

Elvira hizo el clic.
pared sur

 

El río Chubut va irrigando tierras agrícolas durante su recorrido, por medio de pequeños canales de toma y regadío. También va recibiendo el caudal de varios afluentes, los rios o arroyos Ñorquinco, Chico, Portezuelo, Maitén, Gualjaina, todos de cauce permanente, y algunos de cauce intermitente, sólo activo durante lluvias, nevadas o desbordes. En las laterales del río hay una cantidad de cañadones, que en el pasado fueron cauces activos, y que la erosión de las aguas dejó paredes y formaciones curiosas.

En la zona, además de roca volcánica, hay arenisca de diversos tipos con variedad de colores.

Naturalmente, una visita por la zona invita a caminar mucho, y esto despierta el apetito.