16/11/16

UNRN: Estudian diversas formas de evitar la extinción de polinizadores

Cuando la ciencia vuelve a las fuentes para cuidar la biodiversidad

Investigadores de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN) y de distintos países del mundo estudian diversas formas de evitar la extinción de polinizadores y, para ello, analizan conocimiento de poblaciones indígenas.

imageUn rico café a la mañana, una manzana por la tarde, un chocolate con nueces en invierno. Todos pequeños placeres que se pueden disfrutar gracias al incesante y silencioso trabajo de los miles de polinizadores que transportan el polen de una flor a otra para fecundarla y, así, hacer posible el crecimiento de frutos y semillas.

Sin embargo, los desmontes de bosques nativos, la agricultura intensiva, el uso de agroquímicos, entre otras prácticas, impactan negativamente sobre las poblaciones de polinizadores, animales que, paradójicamente, contribuyen al crecimiento de los cultivos que consumimos cotidianamente.

Por ello, investigadores de todo el mundo, algunos pertenecientes a la UNRN, reunidos en la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES, por sus siglas en inglés), están trabajando para evitar la desaparición de las más de 20 mil especies de abejas, y otras tantas de mariposas, moscas, polillas, avispas, escarabajos, aves, murciélagos y demás animales que contribuyen a la polinización de plantas y cultivos.

El trabajo “Evaluación temática de polinizadores, polinización y producción alimentaria” es un esfuerzo para comprender y manejar este importante proceso del ecosistema global y para preservar a los polinizadores. Para ello presenta una nueva óptica: además de contar con conocimiento científico, toma saberes de poblaciones indígenas y locales. Su objetivo final es lograr políticas públicas para proteger a estas especies.

Lucas Garibaldi, docente investigador de la UNRN y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y director del Instituto en Recursos Naturales, Agroecología y Desarrollo Rural (IRNAD/UNRN), es miembro del IPBES como coordinador y autor líder (Coordinator lead author en inglés) del trabajo del que participan representantes de 124 países. “Los polinizadores son importantes para nuestra supervivencia desde lo económico, lo social y lo cultural. Por eso, el IPBES intenta hacer de puente entre el conocimiento científico y las políticas públicas”, explica Garibaldi. “Los polinizadores son esenciales para la producción agropecuaria y para que podamos disfrutar de alimentos nutritivos”.

Algo de números y polinizadores silvestres

Estos insectos, aves y animales polinizan cultivos que proveen frutas, vegetales, semillas, frutas secas y aceites, fuente de vitaminas y minerales fundamentales para la salud, sin los cuales podrían aumentar los riesgos de malnutrición en el mundo, sin contar, además, con que muchos de esos cultivos, como café o cacao, son fuente de ingresos para países en desarrollo.

El estudio indica que más de las tres cuartas partes de los cultivos a nivel mundial dependen de la polinización de insectos y animales silvestres. Eso sería entre 235 y 577 billones de dólares en producción de comida a nivel global.

Pero además de cultivos para alimentación, “los polinizadores contribuyen con el crecimiento de plantas que se utilizan para biocombustibles, como la canola o la palma; fibras, como el algodón; medicinas; forraje para ganado o materiales de construcción”, explica Garibaldi. Por otro lado, “el noventa por ciento de las plantas silvestres dependen de ellos”.

Los polinizadores juegan también un rol cultural muy importante para muchas sociedades: han sido fuente de inspiración para el arte, la música, la religión y la tecnología alrededor del mundo. Mejoran nuestra calidad de vida y nuestra herencia cultural.

Todavía hay esperanzas

El estudio encontró que cerca del 16 por ciento de los polinizadores vertebrados están amenazados de extinción. Por un lado, están en riesgo por el uso de pesticidas, el cambio de uso del suelo, la agricultura intensiva, la introducción de especies exóticas invasoras, enfermedades y debido al cambio climático. Pero también, es una amenaza que se pierdan prácticas basadas en conocimiento indígena o local, como, por ejemplo, los sistemas de agricultura tradicionales, la diversidad de cultivos y jardines o la existencia de culturas y lenguajes conectados a algunos polinizadores.

La buena noticia es que hay opciones para evitar esta extinción, entre ellas el rescate de estas prácticas ancestrales. Según los científicos, es fundamental la promoción de la agricultura sustentable, que permite la diversificación agrícola y utiliza procesos ecológicos en la producción de alimentos.

Los expertos sostienen que, además, se deben mantener o crear diversos hábitats para los polinizadores, tanto en el campo como en la ciudad; sostener prácticas tradicionales teniendo en cuenta conocimiento científico e indígena; fomentar el intercambio de saberes entre agricultores, científicos, industriales, comunidades y público general; reducir el uso de pesticidas buscando alternativas y mejorando la forma de aplicarlos, entre otros.

También proteger la diversidad de especies, lo que aumenta la producción de los cultivos. Según otro estudio realizado por Garibaldi, tanto insectos silvestres como abejas melíferas son necesarios para la producción. “Depender de una sola especie también conlleva el riesgo de desarrollo de patógenos, parásitos y predadores que pueden afectarla”, lo que pone el peligro la continuidad del ciclo natural de polinización.

El trabajo realizado por el IPBES en estos años reunió a 77 expertos de todo el mundo. El informe cita unos 3000 trabajos científicos e incluye información sobre prácticas de pueblos nativos y conocimiento de población local de más de 60 lugares del planeta.