Mataron a septuagenario de 13 puñaladas en una estación de servicio abandonada
08/10/2009 | A un changarín de 71 años lo hallaron ayer a la mañana tapado con una manta y muerto de 13 puñaladas en donde pernoctaba a la intemperie y entre la basura; en una estación de servicio abandonada de la zona sur de Trelew.
Antes del crimen, un vecino dijo que vio a un individuo intoxicado con pegamento y armado con un cuchillo merodeando por el lugar, y que al hablar con el anciano éste le habría expresado que tenía miedo por lo que le pudiera llegar a pasar. Con este dato y las características fisonómicas del sospechoso, la Policía lo buscó hasta encontrarlo y logró su detención. Dicen que tenía libertad condicional en una causa por abuso sexual.
Este procedimiento -efectuado cerca del mediodía por las autoridades de la Comisaría Cuarta- fue diligenciado en unas viviendas abandonadas que están situadas en inmediaciones de Rivadavia y El Carmen. El sujeto, de 35 años, no opuso resistencia a su aprehensión y al momento de ser detenido dicen que se le descubrió que en los puños de la camisa que tría puesta tenía manchas de sangre. Además, según se comenta, se hallaba -presuntamente- bajo los efectos que produce la inhalación de pegamento.
La víctima del feroz asesinato fue Crisanto Ayala, un abuelo de 71 años oriundo de El Maiten, al que habitualmente se lo veía cortando el césped de alguna vivienda a cambio de comida. El anciano -según el testimonio de vecinos- dormía en la estación de servicio de Piedrabuena y avenida Hipólito Yrigoyen, la que hace ya varios años está abandonada. Allí, enfrente del complejo habitacional de las «252 Viviendas» lo hallaron muerto ayer cerca de las ocho de la mañana. Se confirmó después que su cadáver presentaba «trece puntazos», que los tenía distribuidos entre la cabeza, el torso y los brazos.
Sospechan los investigadores que intentó defenderse y que un cuchillo de «12 centímetros de hoja» al que hallaron tirado en el lugar habría sido el arma utilizada por el asesino. Del móvil del crimen poco se hablaba, aunque trascendió que la principal hipótesis sería una pelea por cuestiones del momento que terminó agravándose y transformándose en un homicidio por el estado de intoxicación en el que presuntamente se encontraba el criminal.
EL TESTIGO CLAVE
Un testigo clave del caso habló ayer con EL CHUBUT. Es un vecino del lugar en donde hallaron muerto a puñaladas a Crisanto Ayala. Pidiendo que no trascendiera públicamente su identidad contó lo que conocía de las últimas horas que vio con vida al abuelo. Su testimonio es considerado esclarecedor porque él fue quien lo encontró asesinado y el que aportó los datos que permitieron luego la detención del presunto homicida.
«Anoche a las nueve y media aproximadamente (por el martes) llamé al Comando (Radioeléctrico) al ver a una persona aspirando pegamento, que andaba medio sacada; fuera de sí, y porque el anciano que vivía ahí, el occiso, no estaba en donde habitualmente dormía si no en otro lugar. Cuando fui a verlo y a preguntarle por qué se encontraba ahí me contestó que tenía miedo que le hicieran algo. El individuo andaba pateando las puertas, andaba sacado», contó. «Así que después que llamé al Comando estuve esperando alrededor de media hora afuera, mirando a ver si venía alguien y como no vino ningún patrullero me metí a mi casa nuevamente», acotó. «Hoy a la mañana (por ayer) saqué como todos los días a pasear a mi perra, fui de vuelta a la estación a ver al abuelo y lo encontré muerto», reveló, y «enseguida llamé a la Policía», agregó.
¿Y qué vio en la escena del hecho?, se le consultó entonces. «Que (el abuelo) estaba tapado con una frazada y cuando lo llamé por el apellido, porque lo conocía, como no me respondía lo destape y me encontré con que estaba todo lleno de sangre», describió. ¿Pudo ver donde tenía las puñaladas?, se insistió con otra consulta, ante lo que consignó: «Según se veía, en el pecho tenía algunos cortes. Así que le puse de nuevo la frazada y llamé al 101 enseguida», insistió el declarante.
¿Usted conocía a esta persona de la que refiere andaba como drogado?, se le volvió a consultar. «Sí. La conozco de la estación (de servicio) también. La he visto en varias ocasiones tomando bebidas con los otros changarines que se juntan ahí. Hay días que sabía haber dos o tres y en otras ocasiones diez o quince tomando. Depende. Y a veces, cuando ha habido muchos he llamado al Comando (Radioeléctrico) para que los dispersen, porque se amontonan muchos si no», dijo.
¿Y a Crisanto se lo observaba siempre ahí; era como su lugar ese no?, se le preguntó al vecino, a lo que respondió: «Hace rato que estaba viviendo ahí. Aparte era una persona amigable, se podía charlar con él. Creo que no tenía familia acá porque él decía que era de la cordillera. Así que hablábamos de ese tema y de paso hicimos amistad. Hasta en algunas ocasiones lo traje a mi casa a comer. Incluso trabajaba cortando el pasto y a cambio de eso le daban comida», añadió.
Al consultársele sobre si sospechaba que en ese lugar con la gente que se juntaba podía llegar a ocurrir un caso como el de ayer, el testigo sostuvo: «No porque la mayoría de los changas no son tan agresivos, salvo esta persona que estaba anoche (por el martes) ahí inhalando pegamento, a la que se la veía peligrosa, agresiva», indicó. ¿Usted vio si andaba con algún cuchillo?, se insistió. «Sí. Andaba con algo en la cintura y por eso llamé al Comando pero estuve casi media hora afuera mirando y no aparecieron», señaló.
Finalmente admitió que el hecho de sangre trajo consigo la preocupación de quienes se domicilian en inmediaciones de esa estación de servicio abandonada. «No es para menos. Si le meten trece puñaladas a una persona es un lugar que no es para nada seguro. Además esa estación está abandonada hace varios años», subrayó.
Quien está preso por el crimen -como el supuesto autor del mismo- será sometido a una audiencia de control en los Tribunales en las próximas horas. Se dice que el fiscal del caso va a pedir su prisión preventiva y que en principio lo acusaría por un homicidio simple, aunque se evalúa la posibilidad de que cargue con una imputación mucho más grave.
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Enrique Carlos
