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Goles de la Comarca Andina para la Selección
A los 15 años, Marcela Figueroa ya se puso la celeste y blanca. Ahora gestiona su pase a Buenos Aires para integrarse a Las Santitas de San Lorenzo.
Sub-17. La categoría con la que jugó el Sudamericano disputado en Venezuela.
Fortaleza. Poner bien el cuerpo, una de sus cualidades.
“No tenés que caerte, siempre tenés que levantar la cabeza aunque te hagan un gol”, reza un discurso que sirvió para motivar al seleccionado argentino de fútbol femenino en su excursión por el Campeonato Sudamericano que se jugó a comienzos de año en Venezuela.
Marcela Figueroa (15) era una de las chicas que escuchaba con atención aquella frase antes de saltar al campo de juego. Pero a ella, la goleadora surgida de la Comarca Andina del Paralelo 42, no hacía falta recordarle que no tenía que rendirse. Justo ella que vivió en carne propia el desapego de su madre que la abandonó con sus hermanos, que transformó un sueño en una realidad y se animó a seguir avanzando para ser feliz.
Hoy la vida le sonríe. Está a un paso de sumarse al plantel de Las Santitas, la división femenina de San Lorenzo de Almagro, integró el plantel campeón de Junior en Bariloche y sabe que la selección argentina espera por ella en sus próximos compromisos internacionales.
“Nunca pensé llegar a eso”, dice con total naturalidad mientras piensa en volver a los entrenamientos para estar a disposición de su próximo club.
La emoción es compartida. Su papá no aguantó las lágrimas cuando se enteró y su abuela le dio ánimos para el nuevo desafío. “Mientras ellos me acompañen, yo sigo”, confiesa.
Sus hermanos son fanáticos del fútbol. El contacto con la pelota era algo habitual en su casa. De hecho, a los 5 años comenzó a jugar en el club Torino de El Bolsón. Su formación siguió en Cristal y ahora alterna entre Zeus y el Deportivo Junior de la liga local.
Durante el año vive en El Bolsón con su familia. Pero cada fin de semana viaja 120 kilómetros para no fallarle a sus compañeras y ser la encargada de que todas las jugadas terminen en el fondo de la red.
Abanderada
Su romance con la celeste y blanca comenzó en enero de este año. El técnico Eduardo “Puchi” Sánchez la vio jugar y no dudó un instante en sumarla al plantel sub-17. Luego vinieron los entrenamientos en Bariloche, su titularidad a fuerza de goles y el viaje a Maracay, donde el resultado fue adverso para el equipo.
“Fue hermoso poder estar ahí con la selección”, recuerda sobre la primera vez que entró al vestuario y vio su apellido estampado en la camiseta. Hasta el himno se escuchó distinto antes del partido inaugural ante Venezuela.
Aquella vez los resultados no acompañaron. “Era muy difícil, se notó demasiado el cambio”, dice sobre su experiencia. Pero no baja los brazos: “Dios quiera que el técnico me vuelva a convocar”, pide y se encarga de dejar en claro que esto recién comienza.
Un nuevo año
El 2017 promete ser otro buen año. Marcela se quiere anticipar y entre las fiestas de fin de año comenzó su propia pretemporada. Por la mañana la ayuda su hermano Jonathan y juntos van al gimnasio. Por la tarde se suma a los entrenamientos del club Torino.
El técnico azulgrana ya le advirtió que para jugar tendrá que estudiar. “Me dijo que si no estudiaba me volvía”, comenta entre risas. Es que Marcela reconoce que no es “muy amante” del colegio pero sabe que “el día de mañana me va a dar lo que puedo ser como persona”.
Todavía no escogió, pero le llama la atención ser profesora de Educación Física o agente de Policía como su tía.
Los desafíos son parte de la vida de Marcela. Tiene muy en claro que tendrá que levantar la cabeza una vez más con el incentivo de que “mientras juegue, soy feliz”.
Radio Malon
