CONFLICTO SOCIOAMBIENTAL EN RIO NEGRO
Joe Lewis y la cronología del maldesarrollo en El Bolsón
Los meganegocios no surgen de la noche a la mañana. Van calando de a poco, insisten, mutan, transan. Repiten características y modos de imponerse. Aquí algunas de sus características más comunes.
Emiliana Cortona
Te propongo que cierres los ojos. Que pienses en una montaña. Con árboles, con pasto, con pájaros volando de un lugar a otro. Con el ruido de un río que pasa por algún lado, pero que no identificas bien de donde viene. Pongámosle un nombre a este lugar: La Pampa de Ludden. Imaginemos que queda a unos 25 kilómetros de El Bolsón. Y que no hay nada más que naturaleza.
Ahí, justo ahí, en medio de la reserva natural, es donde la empresa Laderas S.A, con el aval del Concejo Deliberante y el intendente de El Bolsón, quiere construir hoteles, cabañas, piletas, una pista de aterrizaje y hasta incluso una cancha de golf. Imaginate ahora como pasan los camiones que llevan el cemento, los caños, las baldosas, el grifo, las camas para las habitaciones, baños, spa de esos hoteles. Imaginate ahora como quedan las montañas, los pájaros y los ríos.
La historia comienza en 2005 cuando Nicolás Van Ditmar (según los vecinos, testaferro de Joe Lewis) le anuncia a los pobladores de Mallin Ahogado que Joe Lewis había comprado 100 hectáreas en La Pampa de Ludden para construir un aeropuerto. La promesa fue que los costos los afrontaría el empresario, pero que todos los vecinos tendrían beneficios. La organización vecinal logró frenar este proyecto.
En 2009 insistieron con el mismo emprendimiento pero disfrazado. Le proponen a los vecinos trasladar el aeropuerto de El Bolsón a La Pampa de Ludden. El rechazo fue contundente: el 76 % de los vecinos dijo “no” en el plebiscito realizado.
En el año 2010 cargan de nuevo. La empresa Laderas del Paralelo 42 S.A., un grupo de inversores, gana la licitación del centro de esquí del cerro Perito Moreno. Fue la única empresa oferente y se la entregaron por 30 años. En el contrato de licitación la empresa se compromete a hacer una villa turística con cabañas y hoteles en las 606 hectáreas del cerro.
Con el correr del tiempo, la empresa asegura que para hacer tal inversión, es decir para cumplir con el contrato, debe poder construir un loteo en 850 hectáreas aledañas al cerro. Es ahí cuando surge el Proyecto Laderas del cerro Perito Moreno. Esta es la iniciativa que aprobó el Concejo Deliberante de El Bolsón en diciembre pasado. Que busca hacer 1050 lotes en 850 hectáreas sobre La Pampa de Ludden. “Se cambian de nombre pero son los mismos dueños”, asegura Marcelo Fernández, de la Asamblea en Defensa del Agua y de la Tierra.
Esas tierras fiscales, las de La Pampa de Ludden, habían sido compradas por Mirta Soria a la Provincia de Río Negro a $ 60 la hectárea. Que en menos de 6 meses se las vendió a Laderas S.A. por $138 la hectárea. En 2013 los vecinos judicializaron esta venta ya que según la Ley N° 279/61 está prohibido vender las tierras fiscales dentro de los 5 años de ser adquiridas.
Este año la justicia hizo lugar al amparo presentado por los vecinos. La Cámara de apelaciones en lo civil, comercial y minería de Bariloche, suspendió las ordenanzas N°165/2016 y N°194/2016 y la resolución del intendente municipal N°295/2016, prohibiendo así las ejecuciones de las obras en La Pampa de Ludden. Además impuso la medida de no innovar en el lugar. Disposición que ya estaba establecida en el fallo del Superior Tribunal de Justicia de Río Negro del 5 de septiembre de 2012 pero que la empresa violaba sistemáticamente.
Megaemprendimientos inmobiliarios
El complejo turístico estaba pensado para construirse en el medio de la reserva natural. De superficie proyectaba ser tan grande como todo el casco urbano de El Bolsón. Para graficar la inmensidad de la obra, los vecinos aseguran que sólo para regar la cancha de golf se necesitarían tantos litros de agua como los que se usa en El Bolsón en un día.
Estos meganegocios no surgen de la noche a la mañana. Van calando de a poco, insisten, se camuflan, mutan, transan. Repiten características y modos de imponerse. Repasemos algunas de las características más comunes:
Construyen alianzas estratégicas. Por ejemplo, el actual intendente de El Bolsón, Bruno Pogliano, fue contador de la empresa Laderas, propiedad de Lewis. Y el Concejo Deliberante aprobó las resoluciones que habilitaban el loteo mientras afuera la policía reprimía a los vecinos que se oponían al proyecto. La empresa nunca dejó de operar en el lugar, sabiendo que existía una medida de la justicia de no innovar.
Enrique Viale, de la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas, asegura que estos proyectos son “grandes emprendimientos inmobiliarios, que se apropian de lo público, donde generalmente hay una degradación del ambiente. Negocios que generalmente están rodeados de una gran corrupción, con muy poca calidad institucional y connivencia con los distintos poderes del Estado”.
También establecen vínculos con los medios de comunicación, locales y nacionales. Con su ayuda definen lo que es legítimo e ilegítimo, lo que es posible realizar y lo que no, lo justo y lo injusto, lo que existe y lo que no.
Marcelo Fernández asegura que el lunes posterior a la marcha multitudinaria LRA 57 Radio Nacional El Bolsón, desde las 8 de la mañana hasta las 13 horas no hizo una sola mención a la protesta del sábado, “como si la marcha no hubiese existido. Nos manifestamos 10 mil personas, en un pueblo de 25 mil habitantes y Radio Nacional no dijo una sola palabra”.
Estos emprendimientos inmobiliarios crean mitos alrededor de los cuales cimientan su legitimidad. Prometen que van a generar más desarrollo, más progreso en la zona, que traen inversiones, que generarán más puestos de trabajo para los pueblos cercanos. Estos mitos, asegura Enrique Viale, los vemos también cuando se instalan mineras y petroleras. Son promesas que buscan seducir a los vecinos para obtener su apoyo, pero nunca se cumplen.
Siguiendo esta línea, Marcelo Fernández se pregunta: “¿A que llaman progreso y desarrollo? ¿A que mis hijos el día de mañana no puedan bañarse en un lago o en un río porque está contaminado por un gran negocio inmobiliario? Si eso es desarrollo, si eso es progreso, yo no lo quiero. Y ¿a qué llaman trabajo digno? ¿A limpiar inodoros o cortar el pasto en una villa de ricos? Si eso es trabajo digno, yo no lo quiero”.
“Desarrollo” es un concepto usado por estos negocios para seducir, para prometer, para emparentarlo con el crecimiento y el progreso. Viale prefiere hablar de “maldesarrollo” para resaltar el impacto ambiental y social que tienen estos emprendimientos. El “desarrollo” es un concepto que está instalado en la mentalidad de todos, que no es más que una apropiación de lo público, en este caso, en clave turística.
“Es posible -reflexiona Viale- que las promesas realizadas por Laderas S.A. nunca se cumplan. Es probable que termine siendo un barrio prácticamente cerrado, donde no habrá interacción social ni económica con el pueblo, generará fragmentación y ocupación territorial”.
Los mega emprendimientos inmobiliarios no se instalan en cualquier lugar. La Pampa de Ludden es un lugar estratégico por ser una planicie muy extensa, que permite construir allí una pista de aterrizaje.
Esto es una cuestión geopolítica, asegura Marcelo Fernández: “Estamos a la altura del paralelo N°42, que divide la provincia de Río Negro y la de Chubut”. Si se va por el mismo paralelo hacia el este, hacia la costa atlántica, nos encontramos con un lugar que se llama Playas Doradas. Allí, según Marcelo Fernández, “Lewis tiene una gran pista de aterrizaje, que tiene la misma longitud que el Aeroparque Jorge Newbery de la Ciudad de Buenos Aires, que pueden bajar aviones de cualquier tamaño. Desde allí se puede viajar de Argentina a todo el mundo, incluso a las Islas Malvinas”.
La apropiación de lo público y la degradación del medio ambiente es otra característica que se repite en estos megaemprendimientos. A este proyecto inmobiliario se le entregan tierras y agua. Los ríos, muchos subterráneos, que bajan de la zona de Mallin Ahogado hasta el Lago Puelo, se verán afectados.
“Acá hay un tema de soberanía. Es un área de frontera y además es una reserva natural, es donde nacen nuestro ríos y arroyos que riegan nuestros campos, chacras. Si esto se instala nos quedaríamos sin agua”, asegura Marcelo Fernández. Además, advierte que la empresa construyó un camino en 2010 para llegar al loteo sin tener que pasar por El Bolsón: “Es un camino que conecta la ruta que viene de Bariloche a unos 40 kilómetros antes de llegar a El Bolsón y que ingresa justo a La Pampa de Ludden. En aquel momento dejaron sin hacer los primeros y últimos 300 metros. ¿Qué hicieron ahora? Conectar esos primeros y últimos metros con la ruta a Bariloche. O sea, quien viniese a este loteo, ni siquiera deberá pasar por El Bolsón”.
Lo que quiere hacer Laderas S.A. en La Pampa de Ludden es un ejemplo de lo posible en este modelo. Un ejemplo de ganancias privadas pero con costos sociales. Un ejemplo de emprendimientos inmobiliarios que fomentan un modelo de desarrollo (o maldesarrollo) que perpetúa una matriz extractiva y alimenta la lógica del despojo. Un ejemplo de proyectos que redefinen todo espacio no construido como vacío, sin uso. Un ejemplo de pérdida de bienes naturales, derechos individuales y colectivos.
Ahora volvamos a pensar en la montaña. Es probable que ya no la imaginemos igual.
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