17/1/14

El padre Zanin celebró sus Bodas de Oro sacerdotales en El Bolsón

El padre Zanin celebró sus Bodas de Oro sacerdotales en El Bolsón

Padre Graciano ZaninGraciano Zanin, franciscano conventual residente en la localidad de El Bolsón, cumplió 50 años como sacerdote. En esta nota, compartimos parte de su historia de vida y  la clave para perseverar “sin que te mate la rutina”.

El padre Zanin nació en Urine, capital de la región italiana de Friuli, el 23 de febrero de 1937. Llegó a nuestro país hace 54 años y recibió el orden sacerdotal cuatro años después, el 4 de enero de 1964. Vive en El Bolsón desde el año 2008 y en estos momentos se ocupa de acompañar a los grupos misioneros que visitan la localidad desde diversos puntos de la Argentina.

Zanin cuenta que tuvo un tío franciscano, quien fue el encargado de casar a sus padres y que desde que él nació les decía “este es para mí”. Aquel sacerdote murió en un bombardeo en Istria, Italia, en 1944, por salvar el Santísimo. Cuando sintió las explosiones ingresó al templo para sacar del altar las hostias consagradas y una bomba le cayó encima. Esta experiencia quedó en la memoria del pequeño Graciano. Al terminar la primaria, e incluso antes, ya decía que quería ser fraile franciscano y sacerdote. Así, empezó la formación, hasta la decisión final.

Servir a los hermanos cono San Francisco

El padre Zanin explica que los franciscanos conventuales comparten la misma regla que todos los franciscanos. El carisma se basa en “ser frailes, hermanos menores, no sentirse de los mayores, de los poderosos, de los que tienen plata y dominan el mundo, sino de los que sirven a los hermanos”. Se trata de seguir el ejemplo de San Francisco de Asís, quien llamó a “vivir el evangelio en fraternidad, obediencia, castidad, minoridad”.

El nombre de “conventuales” les viene por vivir en los conventos que existían en las ciudades por el año 1.500. A diferencia de otros franciscanos que optaban por la prédica en el campo, ellos eran maestros, no sólo de lectura y escritura sino de música, arte, pintura y otros oficios.

Graciano asegura que la vida dedicada al servicio es lo más grato de estos 50 años de sacerdocio. Cumplió funciones muy diversas: fue provincial de su orden, encargado de la formación inicial de los ingresantes y también de los que ya habían hecho votos. Además, se desempeñó como párroco en José León Suarez (provincia de Buenos Aires) durante 14 años, en distintas épocas.

En el tiempo en que daba clases en el Centro de Estudios de Teología y Filosofía (CEFyT) de los claretianos, conoció a Juan José Chaparro, quien fue su alumno y ahora es obispo de la diócesis de San Carlos de Bariloche.

“La fidelidad no es algo regalado”

“Perseverar, no dejarse desviar del camino”, es para Graciano, la mayor dificultad. “Perseverar, para mí, no significa ir adelante por ir adelante, sino renovar cada día el espíritu juvenil y el espíritu de amor, la donación”, explica. “Si hoy tuviera que decirle a Dios que sí de nuevo, tendría que decírselo con el mismo entusiasmo, y  después de la experiencia vivida, tendría que ser todavía con más entusiasmo”.

“Las otras dificultades, los problemas cotidianos, lo que pudo haber surgido en las distintas actividades, fueron contingentes”, comenta. “Se tratan de resolver y pasan, y si no pasan hay que saberlos aceptar y sobrellevar. Con la ayuda de Dios, se puede superar”.

El religioso refiere que “siempre puede pasar por la cabeza dejar. La fidelidad no es algo regalado o que viene de arriba o que se haga solamente por costumbre”. “La dificultad más grande es la de seguir la vida por costumbre, porque siempre se hizo así, porque ya viví tantos años así y cómo voy a cambiar ahora”.

“La rutina puede matar”

Para Zanin,  “la rutina puede matar porque no busco día a día la voluntad del Señor: ¿qué quiere Dios de mí?”. Aclara que la vocación a la vida consagrada “no es una carrera como ser médico, abogado o docente”, sino que “es algo que tiene que surgir de la búsqueda sincera de la voluntad del Señor”.

Sin embargo, para él, el problema de la rutina es de todos los cristianos y no sólo de los consagrados, por eso, aconseja:  “le diría a cualquiera, empezá a rezar, a pedir al Señor, empezá a ver qué es lo que Dios te pide. Puedo ser un óptimo médico que pone su capacidad al servicio del prójimo, eso es una vocación cristiana, pero si no, es buscar una carrera sólo porque me da beneficios”.

“Todo servicio que hagan en su vida, háganlo con amor y tratando de hacer la voluntad del Señor, tengan juventud acumulada y no vejez, sean siempre jóvenes de espíritu y corazón”, recomienda, y recuerda que “el santo es la persona que busca día tras día la voluntad de Dios y cumplirla, no importa si son 25 años o 50, importa el día a día”.

“Si la decisión es sólo fruto de la voluntad, un día termina”

En cuanto a la vocación a la vida consagrada, en su experiencia “lo más difícil es que la persona entre en sí misma y en contacto con Dios. Si no decide porque siente el llamado de Dios, que Dios lo invita a vivir una vida especial como sacerdote, religioso o religiosa, si la decisión es sólo fruto de la voluntad, un día termina, viene el abandono”.

En cambio, “si es fruto de la convicción profunda de que Dios me está mostrando el camino, soy capaz de hacer lo que hizo Jesús, hacer la voluntad del Padre. Cada cristiano tendría que buscar todos los días qué es lo que Dios quiere de mí, entonces no solamente diría sí al Señor, sino que sería capaz de perseverar”.

Fiesta y misión en El Bolsón

Para celebrar las Bodas de Oro sacerdotales, la comunidad de El Bolsón preparó una fiesta en la que hubo baile, canto y teatro. Participaron no sólo los franciscanos y los sacerdotes del monasterio agustino de la localidad, sino también personas llegadas desde otros puntos del país que dedican parte del verano a misionar en la zona.

El padre Graciano se dedica a acompañar a estos grupos de misioneros, que este año son cinco. Desde provincia de Buenos Aires, llegaron para compartir la vida y el Evangelio con las personas de Mallín Alto, mientras que desde Catriló, La Pampa, hicieron lo propio en los barrios Esperanza y Los Hornos.

Por otra parte, unos 50 universitarios del Opus Dei realizaron trabajos de limpieza y construcción en instalaciones de la Iglesia y del Estado destinadas a fines sociales. Además, hay un grupo misionando en La Rinconada de Nahuel Pan, en zona mapuche, y el 20 de enero se espera la llegada de algunos matrimonios desde Lincoln.

EL CIUDADANO