6/11/15

Inteligente reflexión sobre los sobre precios locales

Precios y solidaridad entre los “queridos vecinos”

Es prácticamente inexplicable que las mercaderías se paguen más caras en San Carlos de Bariloche que en otros puntos del país. Sin ir más lejos el comprador, con sólo trasladarse a Neuquén observará que puede comprar a menor precio.

Son solamente 400 kilómetros. La excusa se brinda a diario, “el flete encarece”, pero es relativo. Por ejemplo: un repuesto de automóvil que en esta ciudad se intentó vender a $ 1.200, en la capital neuquina se consiguió por $ 600. Exactamente un 50% menos por el mismo componente.

De la misma manera le sucedió a otro vecino que está construyendo su vivienda. Pidió valores en Bariloche para construir el techo -en madera- y terminó comprando en El Bolsón, donde no precisamente abonó más barato, sino que además se lo llevaron hasta la puerta de su domicilio.

“No aprendemos más”, “los vivos están a la vuelta de la esquina”, es la queja que se escucha a diario a través de las palabras de muchos habitantes de estos lares.

Algo tan sencillo como un corte de cabello masculino, en el centro barilochense se cobra hasta $ 150, mientras que en Buenos Aires existen ofertas que van de los $ 30 a $ 100. Y todo esto sin mencionar el famoso precio de la canasta familiar.

¿La ciudad es cara, los costos son altos? Y la relatividad hace lo suyo en cuanto a las ganancias que pretenden los dueños de empresas o comercios. 

Los ciudadanos aspiran a un papel más activo, más inmediato y ligado a su marco de vida, por ello sería importante que Defensa al Consumidor esté atenta ante los excesos que pueden ser perjudiciales para la vida cotidiana. No queda otra que pensar que existe un desfasaje entre las instituciones existentes y las preocupaciones de los vecinos.

La mundialización convierte a las economías en dependientes unas de otras mientras los mercados financieros establecen una red férrea e invisible que atrapa a las sociedades y controla a los gobiernos. El hombre contemporáneo, no contento con extender la lógica mercantil al conjunto de las actividades sociales, integra dicha lógica a la propia vida. En otras palabras interesa ganar mucho y punto.

El periodista García Fajardo cree que en un planeta que cuenta con quinientos millones de ricos contra cinco mil millones de pobres, habrá siempre razones para rebelarse. Y el economista André Gortz señala: “Frente a esta sociedad, convertida en extraña para ella misma, tenemos dos tipos de rebeliones. Por un lado, las personas con capacidad cultural para asumir su autonomía exigen la creación y la protección de nuevos espacios de solidaridades autogestionadas y de actividades auto determinadas contra el poder del Estado y el poder del dinero”.

Precios, un tema que enriquece, pero que a la vez podría servir para lograr mejores vínculos de solidaridad entre los llamados “queridos vecinos”.

Fuente: EL CORDILLERANO