Río Negro: Zona Cordillerana
El magistrado barilochense entendió que la reacción del intendente de El Bolsón se asemejó más a "bravuconadas" que a un delito.
Sobreseyeron a Romera por el escándalo con el programa CQC
01:14 05/08/2010
El fallo dice que no hubo amenazas sino "frases desafortunadas"
SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- El juez de Instrucción Martín Lozada entendió que los dichos del intendente Oscar Romera al periodista del programa "CQC" Gonzalo Rodríguez se asemejaban más a "bravuconadas y frases desafortunadas, que a la amenaza de causar un mal grave e inminente", y sobreseyó al mandatario de El Bolsón, acusado por el delito de amenazas.
El hecho investigado por Lozada ocurrió el 13 de julio de 2009 cuando el denunciante entrevistó a Romera en el marco de la sección "Proteste ya", del programa televisivo "CQC", para consultarlo sobre la polémica instalación de un aeropuerto en El Bolsón.
En esas circunstancias, y ante las provocadoras preguntas del cronista, Romera lo tomó del cuello y profirió dichos que fueron considerados amenazantes, pero el juez Lozada entendió que "se trató ésta de una situación de tensión en la que Oscar Romera ofuscado, habría manifestado una serie de insultos, que se asemejan más a bravuconadas y frases desafortunadas, que a la amenaza de causar un mal grave e inminente".
Agregó que si bien pueden apreciarse en sus palabras el anuncio de un mal futuro, fueron proferidas "al calor del altercado verbal que se habría suscitado, en un arrebato de ira, ofuscación o nerviosismo, y no resultan idóneas para amedrentar, amén de la interpretación que pueda darle el receptor".
Para el magistrado, para que se configuren las amenazas "deben resultar idóneas y de real gravedad, y aquí el concepto de idoneidad debe analizarse en relación con las condiciones del amenazado, y la seriedad de la amenaza debe ser apreciada subjetivamente, puesto que lo que importa es que la víctima se amedrente, alarme o intimide".
Al respecto, Lozada analizó que "de los propios dichos de las víctimas y de los testigos se desprende que la conducta desplegada por Oscar Romera se desarrolló en el marco de una situación caótica, en la cual se encontraban presentes policías y hasta periodistas locales que grababan tal acontecimiento, e incluso un testigo consideró que, a su juicio, los dichos de Romera, lejos de atemorizar al periodista lo enfurecieron".
"Evidentemente Romera actuó presa de un arrebato de ira, intempestivo pero pasajero, que no reviste el carácter de idoneidad y gravedad necesarios para que se configure el tipo que nos atañe", remató el juez Lozada.
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