10/9/10

Esteban Gandulfo: El Manso Paso León

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El Manso – Paso León

Se sale de Bariloche hacia el sur por la ruta 40. Lo primero que se atraviesa son barrios muy modestos, en donde habitan tanto gente pacífica y trabajadora, como seres de dudoso pasado y estremecedor presente. Pocos kilómetros más adelante las cosas no mejoran: Un inmenso basural a la derecha, y por izquierda un mar de bolsas de polietileno enganchadas en la maleza degradándose lentamente… Un poco más al frente, y en notable contraste, Un moderno letrero señala el ingreso a la exclusiva villa Arelauquen… cuya superficie se cotiza a tantos dólares el metro cuadrado que da vergüenza mencionarlo. Por fin el camino entra en la naturaleza, y es tan bonito, que ni los conductores de ómnibus que deben recorrerlo diariamente se deben sentir aburridos por la rutina. Siempre aparece una costa de lago, un bosque, una montaña, que van cambiando de luz con las horas del día y las estaciones del año.

Pasan los lagos: Gutiérrez y Mascardi a la derecha, Guillelmo por la izquierda, luego la Pampa del Toro y El Cañadón de la Mosca. Un poco antes de éste, la salida para el Lago Steffen. La extensa bajada del Cañadón de la Mosca termina en el puente sobre el Río Villegas, y el puesto de Gendarmería del mismo nombre.

A decir verdad, nosotros no llegamos a Río Villegas por ese camino, sino desde el sur, desde Lago Puelo, ruta que también tiene sus encantos. Allí, en Río Villegas hay que abandonar la modernidad de la ruta 40, con su pavimento liso, trazado rápido y señalización razonablemente buena. Se ingresa en una ruta de ripio cuyo estado no puede ser informado por el gendarme que está en el cruce, por desconocerlo. “Frontera con Chile 52 Km.” reza el letrero. Ingresamos entonces en la ruta provincial Nº 83 que al comienzo se muestra bastante transitable. Es que a ambos lados se extiende el poblado “Río Villegas” Unas pocas casas, una escuela, algunos comercios, en fin, un típico poblado pequeño de montaña. El Río Villegas corre a la derecha, unos cuantos metros más abajo. Pasamos un letrero, colocado recientemente, que hacía referencia a una audiencia pública, y una escuela donde se ésta llevaría a cabo. Cartel inútil en ese momento, porque la audiencia pública ya se había celebrado. Resulta que un rico vecino de la comarca, el señor Joe Lewis, de Lago Escondido, tiene la intención de hacer un aprovechamiento hidroeléctrico en su propiedad. Cercana a El Manso. Y si bien la usina quedaría dentro de su propiedad, las aguas que aprovecharía, del río Escondido pertenecen al estado, y cualquier uso de ellas tiene que ser aprobado oficialmente, y debe pagar su canon al estado. El proyecto de Mr Lewis desató la ira de un grupo de ecologistas que se oponen al mismo, y el entusiasmo de una cantidad de vecinos que quieren aprovechar la electricidad que Mr Lewis ofrece, después de tomar la que él necesita. Ira y entusiasmo se enfrentan en feroz batalla, y las autoridades que poco ocultan su interés en que el asunto vaya para adelante, habían estado cumpliendo con la audiencia pública a la que obliga la reglamentación legal. Aparentemente durante la audiencia pública fueron muchos más entusiastas que iracundos, y el proyecto tiene buenas probabilidades de ser concretado. A Lewis no le faltan recursos para financiarlo y los vecinos sin luz van a empujarlo para adelante.

Volviendo a la ruta 83, continuamos hacia el noroeste donde pocos kilómetros más adelante, encontramos la confluencia con el famoso río Manso. Esta agua viene desde bastante lejos y de muy alto. Se originan en el las nieves eternas del Tronador a 3491 m snm, llenan el lago Mascardi, luego pasan al lago Esteffen y confluyen con el Villegas.

En el ese punto, la ruta 83, y el río que ahora se llama Manso y va junto a ella, se dirigen hacia el sur. Unos diez minutos después se abre una planicie donde está el camping Kaleuche. Aquí se produce un viraje a la derecha, hacia el oeste, rumbo que se va a mantener, con alguna variación, casi hasta el final de la ruta. Dejando atrás a Kaleuche, el valle se va haciendo más amplio y se llega a una zona donde hay arte rupestre.

Foto gentileza Jared Meyers

La ruta continúa bastante llana y se pueden alcanzar velocidades entre 50 y 60 kilómetros por hora. Poco más adelante está lo que se llama “Manso Inferior” donde hay una pasarela y algunas viviendas. En verdad, la población está dispersa todo a lo largo de ese valle, localizada en las áreas donde puede haber algún aprovechamiento, ya sea para tener un pequeño sembradío, o pastorear algunos animales. Los pobladores tienen bastante antigüedad, y muchos son de origen chileno. A lo largo del valle hay tres escuelas y un par de puestos policiales.

Un poco más allá de la mitad del recorrido, la ruta corta el río Foyel que viene por la izquierda, por un puente Bayley, y tributa al Manso, que teníamos a la derecha. Esa es un área llana, con arboledas, donde se puede encontrar refugio en el verano. Más adelante el camino se va poniendo más solitario, a veces más encajonado y en malas condiciones. En un par de oportunidades se cruzan densos bosques de coihues muy desarrollados en altura. El camino se oscurece aún estando a pleno sol.

Se pasa por el camping Aguas Blancas, o de la pasarela, donde efectivamente hay una pasarela que cruza hacia lo que es el límite sur del Parque Nacional Nahuel Huapi, donde hay instalaciones muy precarias.

La ruta vira hacia el noroeste, siempre con el río a la derecha y después de recorrer un buen trecho en bastante mal estado se llega hasta el puesto fronterizo argentino. Hay una pequeña instalación de la aduana y un retén de gendarmería.

Allí nos informan que en ese punto muere el camino, y si bien sigue una huella, esta solamente se acerca hasta la orilla del río, cerca de una pasarela, donde los carabineros chilenos dejan sus vehículos para cruzar a pie hasta su destacamento, del otro lado del Manso. Ese punto es el Paso León. Miramos los relojes y vemos que habían pasado dos horas desde que abandonáramos la ruta 40. Dos horas para hacer esos 52 Km., con una breve detención en el Foyel.

Maggie con la cabeza en Chile y la cola en Argentina. A su lado Bernabé Bahamonde.

Nada más ridículo que un hito fronterizo dentro de una vivienda particular. Este absurdo se remonta a los años ochenta, cuando estuvimos a punto de agarrarnos a los cañonazos entre trasandinos. Allí, gracias a la intervención papal llegamos a un acuerdo y entre otros puntos en conflicto o sin delimitar estaba el Paso León. Cuando se llegó a demarcar esta zona la comisión mixta decidió que había que colocar el hito identificado como Nº VIII-4 dentro de la vivienda de los Bahamonde, tal como se ve bien en esta otra foto:

Maggie, Bernabé y otro perrito.

Cómo habíamos salido de Lago Puelo al mediodía y sin almorzar, urgía preparar el picnic:

Fuimos en busca de un lugar agradable…

…Y nos gratificamos con una merienda.

Esta es la pasarela que cruza el Manso…

… y aquí la vemos en toda su extensión.

Maggie y Elvira

Simpático amigo momentáneo de Maggie

En ese paraje la población es muy escasa. De los Bahamonde han quedado solamente Bernabé y su tía Etelvina, de 90 años. A pesar de que Etelvina –que nació allí– tuvo diez hermanos, ya nadie quedó en Paso León. Todos se han ido hacia otros lugares o directamente han abandonado este mundo.

Actualmente el Río Manso está teniendo interés turístico. Son varios los operadores de rafting que ofrecen recorrerlo y hay rápidos muy atractivos. En general finalizan allí, en Paso León, donde cargan los botes y regresan por la ruta 83. Casi todos operan desde agencias en Bariloche. Hay además un par de campings que ofrecen sectores del río con pequeñas playas donde uno puede ir a refrescarse en verano, pasar el día o acampar. También durante la temporada lo visitan pescadores que practican fly casting, aunque no es de los pesqueros más renombrados.

Si uno quiere continuar más allá, hay que llenar los formularios de migraciones y disponerse a caminar o cabalgar largo y tendido. Cuando los Bahamonde van a vender sus productos les lleva tres días y medio llegar hasta Cochamó, el primer poblado de importancia. Aguas abajo del Paso León el Río Manso corre encajonado, con muchos rápidos y el sendero es muy agreste. Hasta que llega a la confluencia con el río Puelo, que viene del sur. Esa zona ya es de llanura. El río Manso pierde su nombre y tributa al Puelo. Éste alimenta el lago Tagua Tagua, y unos pocos kilómetros más abajo finaliza su recorrido en el golfo de Reloncaví, ya océano pacífico.

Según los gendarmes, durante el verano hay un número considerable de excursionistas que hacen a pie el recorrido. No es para cualquiera.

Como siempre que uno sale por acá, se ven cosas maravillosas y queda un deseo de regresar con más tiempo, porque siempre hay tanto para explorar…

Y la huella va muriendo…