17/6/16

Excelente nota a una guía de montaña de El Bolsón: Los niños y la montaña

"Si no tenés quien te dé la mano, el arroyito no lo pasás"

Loreley se emociona ante el simple hecho de hablar de la montaña.

María Loreley Rago es una guía de escuela de montaña en El Bolsón, Río Negro. La escuela se ocupa de que niños a partir de 10 años tengan la posibilidad de hacer su primer salida a la montaña, sin sus familias.

Les da la posibilidad de encontrarse con la naturaleza, de madurar, hacer amigos y aprender a ser solidarios con el compañero. Fernando Geronazo es el que comenzó el proyecto y hoy lo continúan las guías como Loreley, con Facundo Fernández a la cabeza.

"Lo hacemos por que amamos esto", explicó Rago, al momento que relató que no tienen ningún rédito económico. "Ésto es por los chicos. Cobramos una pequeña cuota para los alimentos de los cinco días. Pero si el chico no tiene esa posibilidad, no tiene ese dinero, va igual. Nadie queda afuera, es para todo el mundo", destacó.

En cuanto a la cuestión organizativa detalló que realizan la comunicación a través de la radio y las redes sociales. Hay una reunión informativa para padres y luego hay una salida de integración, más corta donde se chequea que el chico sea apto para realizar la experiencia, teniendo en cuenta que algunos son muy chicos.

"Hay niños de 10 años que la primera salida que hacen lejos de la familia. Es un lugar que no conocen, entonces es una prueba.  Si ellos vuelven con ganas y les gustó después vienen las salidas de cuatro a seis y hasta ocho días", contó Rago.

Una experiencia de vida

Al detallar las vivencias que deja la travesía a la montaña, la mujer detalló que los chicos no sólo se toman el tiempo de maravillarse con la naturaleza, con la calma y la vida de la flora y fauna, sino que aprenden a cocinar, a armar su propio kit de supervivencia y, sobre todo, a ayudar al otro. Se genera un gran compañerismo y hasta lazos de fuerte amistad en este tipo de vivencias.

  "Cuando pasás seis días juntos conviviendo 24 horas y a su vez en una situación donde a veces es más extrema, se hace la unión. Porque si vos no tenés ese compañero que te da la mano cuando estas por cruzar un arroyito o un precipicio, no lo pasás".

En ese marco, también profundizó en que es una herramienta útil para su vida y añoró que todas las personas pudiera alguna vez experimentar este tipo de travesías. "Es algo que no te olvidás nunca. No hay nadie que vuelva triste de la montaña, no se vuelve triste", graficó.

Además, entendió que es una enseñanza para quienes viven en  la Patagonia. "Es sumamente interesante darle la posibilidad a estos chicos de que puedan conocer sus montañas porque vivimos en valle que para cualquier lado que salís tenés montañas. Que ellos sepan conocer sus montañas y que después de los 16 años puedan salir solos, que no tengan que ir con un guía, sino que se puedan mover por sus propios medios y seguir conociendo. La escuela lo que brinda es eso".

Por otro lado, remarcó que se orientan en transmitir prácticas ecológicas y amigables con la naturaleza.

"No se pueden tirar papeles, no se pueden cortar ramas verdes, si se arma un fogón, lo desarmamos totalmente. O sea que no queden rastros que nosotros pasamos por ahí, para que cuando llegue el próximo la encuentra de la misma forma. Tratar de que no se vea que paso alguien por ahí , y que vos tengas esa impresión tan linda que tenemos nosotros cuando llegamos a un lugar que te sorprende porque está todo natural. Integrarnos a la montaña sin agredirla. O agredirla lo menos posible, porque siempre que uno pasa por un lugar un tipo de agresión hace", argumentó la guía que también fue niña y tuvo ese primer encuentro con la montaña que tanto ama, a los 10 años.

EL TERRITORIO