12/4/11

Sin motores si: Cruzaron el Lago Epuyén a Vela

Se realizó el primer cruce del Lago Epuyén a vela

Cinco  embarcaciones de la región realizaron este fin de semana el primer cruce a vela de uno de los lagos más imponentes de la región y que aguarda un sin fin  de paisajes dignos de disfrutar y contemplar.


Se trata de uno de los espejos de agua importantes de la zona, por la calidad de sus aguas y por estar inmerso en medio de la cordillera, protegido desde hace algunos años por dos ordenanzas de la Municipalidad de El Hoyo y la de Epuyen ante la navegación con motores en todo el lago.

La vela es un deporte que poco a poco comienza a tener más adeptos en la zona, a pesar de que durante muchos años no se habían visto barcos propulsados por el viento, pero que con el correr de los años va conquistando el corazón de los navegantes.

En este sentido cabe destacar que las condiciones climáticas de la región son muy propicias para este tipo de embarcaciones, dado que si  bien en verano el viento suele mermar, casi todos los lagos de la Comarca Andina tienen en algún momento del día viento.

Este sábado 9 de abril se realizó el Primer Cruce a Vela del Lago Epuyén, y del mismo participaron cinco embarcaciones, cuatro del tipo mono tipo y  el velero de Viento y Agua prestando asistencia y apoyo, sumando un total de  16 tripulantes quienes sortearon las dificultades que se les plantearon con maestría.

Según explicaron los organizadores de esta cruzada “el clima nos acompaño brindándonos distintas circunstancias y el ambiente de camaradería y juego hizo que disfrutáramos de una experiencia  inigualable. Pudimos pasar un día único, partiendo por la mañana desde la localidad de  Epuyén, navegamos el lago visitando: Pto Bonito, sus playas y acantilados; Bahía Desafío, con una vista única de lo que fuera el Chalet construido por  antiguos pobladores; Bahía Mansa; y Bahía las Percas, con las ruinas del  antiguo monasterio. Arribamos a la cabecera norte en la Bahía Pto. Patriada para compartir un almuerzo y regresamos al atardecer, bajo las luces del  ocaso sobre la cordillera.  Compartimos el trabajo en equipo, la experiencia de conducir un velero.  Participamos de las maniobras y disfrutamos del paisaje que nos rodea: maravillosos bosques nativos de coihues y cipreses; imponentes vistas de  costas acantiladas y playas de arenas blancas” sostuvieron los aventureros.

Se trata de una muestra de que las alternativas de navegación están al alcance de las manos  y que los lagos pueden ser recorridos de punta a punta sin tener que dejar en esa aventura las aguas contaminadas por el impacto de los motores.

Visto en El ciudadano