LA EXTRANJERIZACIÓN
- Por Gonzalo Sánchez *
- gsanchez@clarin.com
Escenario caótico y sin control
No se trata ni de grupos económicos ni de agro negocios ni de control de recursos naturales; la otra cara del proceso de extranjerización que se acentúa sobre la Argentina y América Latina -contra los discursos que hablan de construir una patria sin mirar afuera- implica que la vida cotidiana se complica para millones de personas: los sin tierra que reclaman un sitio donde vivir en la tranquera del millonario patagónico o del sojero del norte.
Sus protestas, sin embargo, alcanzan difusión cuando es tarde: Formosa, Jujuy, Santiago del Estero y el Indoamericano son ejemplos extremos de una brutalidad exigida por los nuevos dueños de la tierra y ejecutada por el mismo Estado.
Más al Sur, la Patagonia actual no es una postal, sino un tablero sembrado de conflictos. Más de 300 mil mapuches reclaman la titularidad y el reconocimiento de sus derechos sobre los territorios que ocupan ancestralmente.
Pero, salvo escasas excepciones, el pedido rebota contra la sordera gubernamental. Así, en un largo viaje, las historias se reiteran. En el mismo momento en que se escribe esta columna, una comunidad mapuche de Neuquén reclama que una petrolera norteamericana deje de contaminar y se retire de su territorio.
Los vecinos de El Bolsón se movilizan contra las intenciones de un magnate británico de hacer un loteo de tierras exclusivo para más millonarios. En la meseta, rumbo a Santa Cruz, otra comunidad se enfrenta a una minera, que tiene a Bill Gates entre sus accionistas, y la lista continúa.
Una ley contra la concentración ayudaría, quizás, a modificar este escenario caótico y fuera de control, pero no resuelve la urgencia de fondo: el reclamo de miles de argentinos por su derecho a vivir en paz.
* Autor del libro Patagonia Perdida, la lucha por la tierra en el fin del mundo.
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