4/10/13

Corazón ferroviario de tres generaciones late en La Trochita

Los tres Mansilla, Marcos, Alfredo y Oscar, en los talleres de La Trochita en El Maitén, le hacen honor al abuelo Delfín.

Los tres Mansilla, Marcos, Alfredo y Oscar, en los talleres de La Trochita en El Maitén, le hacen honor al abuelo Delfín.

Corazón ferroviario de tres generaciones late en La Trochita

00:19 02/10/2013

Los Mansilla son una conocida familia de El Maitén que tiene el orgullo de que el abuelo Delfín marcó la vocación ferroviaria en sus hijos Alfredo y Oscar, y ahora en el nieto Marcos.


EL MAITÉN (AEB). "Acá podés hablar mal de algún pariente, pero no hablés mal del tren porque van a saltar y lo van a defender con uñas y dientes", enfatizó Carlos Kmet, el jefe de los talleres ferroviarios con casi 50 años de oficio y quien sigue siendo un verdadero "artesano de la trocha", como denominan popularmente los lugareños al Viejo Expreso Patagónico.

Sensaciones similares traslucen los Mansilla, con tres generaciones de maquinistas en La Trochita. Todo comenzó con Delfín Mansilla, quien falleció trágicamente en 1984 a bordo de una formación cuando la locomotora volcó entre Fitalancao y Cerro Mesa al tratar de abrir camino entre la nieve y el hielo.

Sus hijos Alfredo y Oscar son hoy los conductores encargados de trasladar a los pasajeros desde la estación El Maitén -con viajes exclusivamente turísticos- y ya se preparan para tener como acompañante a Marcos Mansilla, de 29 años e hijo de Alfredo, recién egresado de la Escuela Ferroviaria de Ingeniero Jacobacci.

De "cuna ferroviaria irrenunciable", el joven reconoce que sus ganas de subirse a la máquina tomaron forma "en un almuerzo familiar, cuando mi papá me lo planteó a partir de una notificación de La Fraternidad para asistir al curso de aspirante a conductor".

"Logré mi objetivo y hoy ya es una alegría compartida con la familia. Cuando falleció mi abuelo apenas había nacido y esto es algo que nos pega muy adentro, es emocionante saber que el próximo 27 de julio, cuando se cumplan 30 años de aquel accidente, voy a poder estar arriba de una máquina junto a mi padre y mi tío 'Palito'", valoró. Por su parte, Alfredo Mansilla subrayó su expectativa "de conducir esta trocha -que queremos tanto- junto a mi hijo. Es un orgullo muy grande. Sé que desde arriba mi viejo nos está mirando y nos va a dar una mano si es necesario".

A su turno, Oscar Mansilla destaca que "entré a los 16 años a los talleres y no sé hablar de otra cosa que no sea esta pasión, confieso que hasta he llorado al ver la emoción de los turistas extranjeros. A veces el pueblo de El Maitén parece dormido, pero si le tocás su trencito no le gusta, acá somos de raíces ferroviarias profundas y no seríamos lo mismo si mañana desaparece. Somos el corazón del ramal y ojalá que también sean ferroviarias las cabezas que deciden nuestro destino".

En referencia al remanido proyecto de volver a unir Jacobacci con Esquel (402 km), con las viejas locomotoras Baldwin y Henschell -de casi un siglo-, vinculando a la vez con el "tren grande" que volvió a correr entre Buenos Aires y Bariloche, los Mansilla muestran su esperanza de "retomar el antiguo criterio de aquellas políticas ferroviarias que unieron pueblos. Hoy vemos estaciones como Ñorquinco, Cerro Mesa, Mamuel Choique que están el olvido, la pobreza de su gente es total y solo el trencito es capaz de volver a levantarlas".

Un homenaje merecido

Edmundo Jios es el autor de "El baúl de los recuerdos", un libro que rescata la historia de los constructores del ramal, anécdotas y vivencias del pueblo ferroviario.

Pidió ayer a las autoridades que "no dejen pasar más tiempo para que en El Maitén haya un lugar que tenga el nombre de Delfín Mansilla. Será un homenaje a los más sufridos trabajadores ferroviarios, a los que dejaron la vida sobre las vías", al tiempo que propuso que "las placas con el recuerdo de cada uno de ellos bien pueden estar en la locomotora 131", emplazada como monumento sobre la avenida principal de esta localidad de la Comarca Andina.

RÍO NEGRO