3/11/16

Ex vecino de El Bolsón acusado de Parricidio

Acusado durante juicio por parricidio: “Yo me defendí, hice lo que pude”

El acusado declaró ante los jueces de la Cámara Primera del Crimen. El acusado declaró ante los jueces de la Cámara Primera del Crimen.

COMENZO AUDIENCIA CONTRA UN JOVEN

Tiene apenas 33 años, estudió el nivel primario completo y padece una severa adicción al alcohol. A sus dos años de edad fue otorgado en adopción, pero muchos años después logró retomar el contacto con sus padres biológicos. Ahora lo juzgan por haber asesinado a su progenitor en septiembre de 2015. 

Por Mariano Colombo
mcolombo@elcordillerano.com.ar

“Todos los días le pido a Dios que me ayude. A mí me duele mucho en el corazón, porque la gente te juzga. Estoy arrepentido, amargado, nunca me había pasado esto y no me creo que soy un asesino. Pero la gente te señala con el dedo”. Esas fueron las palabras de Miguel Ángel Huenuqueo Rojo al momento de declarar ante el tribunal y ser consultado por sus sensaciones al estar detenido y enfrentar un juicio oral y público por el homicidio de su propio padre, Amador Huenuqueo.

Con 33 años el acusado enfrentó a los jueces con lucidez y con las herramientas que encontró. Lleva más de doce meses en prisión y eso le dio una cierta estabilidad, durante los últimos años no tuvo un hogar estable. “Vivo acá, allá, en el monte”, graficó. A los dos años, sus padres Amador y Margarita, lo dieron en adopción. “Me dejaron en el Hogar Gutiérrez”, recordó amargamente. Luego fue adoptado por una mujer en El Bolsón y vivió allí hasta su adolescencia, en donde ya asomaban las señales de una profunda afección. Pero con el correr del tiempo quiso conocer a sus padres biológicos y lo concretó. Recordó que con frecuencia concurría a visitar a su “viejita” y que en esos encuentros, la ingesta de alcohol era común.

Así fue como ocurrió el 9 de septiembre de 2015. Huenuqueo Rojo llegó a la casa de sus padres apenas comenzaba la tarde. El domicilio ubicado en el barrio El Pilar II, está alejado de todo. Pero alejado en serio de todo. Sus habitantes también lo estaban. Por eso al llegar le encomendaron que caminara hasta la despensa más cercana, distante a centenares de metros, para realizar las compras.

De regreso y tras acomodar la leña para que no se siga mojando por las condiciones climáticas que imperaban, comenzaron a beber. “Me quedé dormido en la mesa y me desperté con mi viejo pegándome con un fierro”, explicó el acusado y siguió “El estaba alcoholizado y en ese estado se pierde y no sabe lo que hace. Me sentí acorralado, lo empujé, le saqué el fierro y salí”.

A Miguel Ángel Huenuqueo Rojo le atribuyen el haber agredido con un elemento punzo cortante a su padre, provocándole una herida en el pómulo derecho y luego continuar la agresión en contra de su progenitor, golpeándolo en este caso con una barreta en la cabeza, espalda y brazos y también dándole puntapiés. “Yo no le pegue ni nada, no me acuerdo de eso. Me fui del miedo que tenía, me defendí, hice lo que pude”, esbozó.

Recordó también en su relato que pasó un par de años internado en una comunidad terapéutica de San Juan. Resistió algunos meses sin consumir tras su egreso, sin haber finalizado el tratamiento, pero volvió a caer y nunca más dejó de consumir alcohol.

Margarita Martínez, madre del acusado, estuvo en pareja 31 años con Amador Huenuqueo, pero como no se casaron, su testimonio no podía ser tomado en cuenta si implicaba a su hijo. Así lo planteó la defensora, por lo que la declaración fue manejada con extrema cautela por parte del fiscal de Cámara Martín Lozada.

La mujer recordó que estuvo en pareja más de treinta años con la víctima y tuvo serias dificultades de comprensión sobre la situación que le tocaba atravesar, por lo que poco pudo aportar a la investigación.

Finalmente los jueces dispusieron un cuarto intermedio hasta la mañana de hoy, momento en que se reanudará el debate con la incorporación de los últimos testigos del caso.

EL CORDILLERANO