4/10/11

El drama de la Tierra Madre: Los hijos y los entenados

La simbología de una era opaca se instaló en la Plaza Pagano

Una particularidad tuvo la convocatoria que se realizó el último domingo en rechazo a las ocupaciones ilegales de tierras en El Bolsón, dado que a modo simbólico se levantó una estructura de madera similar a las que suelen realizarse en las ocupaciones de tierras que afectan este comunidad.

En total fueron tres estructuras a las cuales se les colocó un nylon como techo y la bandera argentina, algo que suele caracterizar los sitos tomados en los cuales antes de levantar una vivienda precaria siempre se puede ver la insignia patria.

Esta simbología marca el primer paso que da un pueblo cansado de una situación que luego de casi nueve años es insostenible y que es el resabio de un total de cuarenta tomas ubicadas en diversos puntos del ejido de El Bolsón.

Los vecinos del pueblo, muchos de los cuales son duros trabajadores que han luchado durante muchos años para tener su propio lugar para vivir, han dejado de creer en las casualidades que rodean a las ocupaciones de tierras y hasta en la necesidad que muchos de los ocupas sostienen que  tienen, dado que son innumerables los casos en los cuales las tierras ocupadas son vendidas,  luego de que el Concejo Deliberante reconoce los derechos de los usurpadores.

En este sentido la principal preocupación que se planteó en la manifestación realizada este fin de semana fue cuál es el rol de los representantes del pueblo, si en lugar de defender a quienes aportar al crecimiento de la localidad con el pago impuestos y con inversiones privadas para el bien de la comunidad, las autoridades locales son las primeras en amparar el accionar de los usurpadores ofreciendo trasladarlos a otras tierras, o bien regularizando su situación y posibilitando luego el acceso a los servicios.

De esta manera, se ha generado un círculo que nunca acaba. Comienza cuando los usurpadores toman un espacio público o privado, luego las autoridades lejos de hacer valer los derechos que existen sobre este espacio ofrecen un retiro voluntario a cambio de otras tierras o bien, cuando no se accede a una solución, se produce con el correr de los meses la regularización.

De esta forma se produce una situación que cada año se agrava más en el pueblo, el enfrentamiento entre quienes aseguran tener una necesidad de un lugar para vivir, que en muchos casos es real y en otros se trata de oportunistas que luego venden las tierras que ocupan, y quienes con esfuerzo y trabajo pagan un terreno en precios elevados y cumplen con todas las obligaciones legales para acceder al mismo y  luego las autoridades locales les den la espalda, amparando a quienes accedieron a la tierra de forma irregular.

En la jornada de domingo se vivieron momentos de mucha tensión dado que esta situación está desbordando a muchos de los vecinos que en todo el pueblo han dedicado su vida al ahorro para un lugar propio, y ahora se encuentran cercados por personas que tomando otros caminos parecieran tener más derechos que quienes transitan la senda de lo legal.

EL CIUDADANO