6/6/16

Teatro: Ensayo Ruso en Tucumán

“Ensayo Ruso...”

“Ensayo Ruso, Compendio de Inquietudes”, producción de El Teatro Casero de El Bolsón, adaptación libre de “Petición de mano” (Antón Chéjov, 1888), debutó en la Fiesta Nacional de Teatro de Tucumán, el miércoles pasado a las cuatro de la tarde en Casa Luján, protagonizada por Silvina Orlando, Guido Arena y Leonardo García, dirigida por Darío Levín.

Tuvo otra función a las 18, una más el 2 a las cinco ,y por pedido de vecinos de Villa Luján, que no pudieron comprar las entradas viajando hasta el centro de San Miguel o vía Internet, repitieron ayer en dos ocasiones más totalizando cinco presentaciones.

En la habitación mayor de Casa Luján, techo de chapa a la vista, que mira a un fondo con gallinas, árboles, enormes helechos, dos perros falderos, tachitos amontonados, desorden de uso diario. Los actores y director ceban mates calentitos, termo en mano, en serena charla con los espectadores. Dándoles la bienvenida según iban llegando.

Como quien no quiere la cosa, y ya todos en ese espacio teatral, Guido, Leo y Silvina fueron acomodando objetos que aparecían en el piso, estantes, sobre una mesa vieja de madera. Los hombres desaparecieron y ella cerró ventanas, encendió las últimas luces, acomodó su ropa y salió al patio trasero en silencio. Cerró suave la puerta y al segundo la abrió de golpe, marcando sorpresivamente el inicio de “Ensayo...”. Ya como Natalia Stepanova, robusta campesina rusa en edad y con ansias de merecer.

Decisiones de la puesta de Levin que aprovechó hasta el menor elemento que le proveyó la sala. También los aromas del atardecer otoñal. Y expuso humor, incomprensiones en las relaciones humanas, consistentes trabajos, tensiones y remansos emotivos, precisa y naturalmente manejados. Un Chéjov para disfrutar.

El director, en esos momentos, era uno más entre el público, por ubicación, por reacciones... El drama se desenvolvió comprometiendo a los allí presentes que sintieron el dolor, las angustias, los ruidos de los cuerpos al rozarse o maltratarse, el volumen de las discusiones entre Natalia, Iván Lomov que pide su mano y Stepan Stepanovich, el padre; la ira en sus rostros, la alegría, las dudas, las lágrimas. Todo en primer plano privilegiado.

Hace años que “Río Negro” cubre la Fiesta Nacional que organiza el Instituto Nacional de Teatro y cada vez es más claro que la región aporta propuestas de alta calidad, fuerte expresividad, sensibles, inteligentemente planteadas y actuadas. Resultado de la actividad sin pausa, el crecimiento formativo de los grupos independientes y respetadas instituciones educativas, y particularmente del tesón y el amor de los teatreros por esta herramienta expresiva y de pensamiento tan útil siempre, en los tiempos que corren más aún.

El de El Bolsón es otro ejemplo de ello, gestado a pesar de la carencia de sala, de sostenerse por sí mismo, de pensar el modo de actuar donde sea posible, sin perder de vista las exigencias del lenguaje, para mantener viva esta disciplina que mostrando, exponiendo, ayuda a ver.

“Cuando Darío (Levin) la trajo (a la obra), le dije: ‘Esto pasa acá, que el alambrado se mueve o una vaca que escapa”, reconoce Silvina Orlando, actriz de la obra “Ensayo Ruso”.

RÍO NEGRO