Innovadora propuesta para suplir la falta de lúpulo a nivel nacional
Una investigadora sugiere la micropropagación de lúpulo in vitro que permitiría producir plantas de calidad sanitaria todo el año. La propuesta surge en la sede Atlántica de la Universidad Nacional de Río Negro.
El proyecto surge en la Universidad Nacional de Río negro y permite la apertura al conocimiento de estas tecnologías por parte de los productores. Foto: gentileza
Pese al auge de la cerveza artesanal, la falta de lúpulo a nivel nacional limita la producción regional y otros emprendimientos del sector farmacológico y cosmético. Una investigadora de la Universidad Nacional de Río Negro, Patricia Boeri, propuso con su grupo de trabajo la micropropagación del lúpulo para superar los obstáculos.
La propuesta fue escogida por la Agencia RN Innova de la Secretaría de Ciencia y recibirá financiamiento ya que fue seleccionada en el programa “Proyectos Federales de Innovación 2023”, del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Nación.
«Hay una terrible demanda de lúpulo, pero el sector productivo no ha incorporado tecnología«, resumió Boeri, bióloga y doctora en Ciencias Agrarias.
Argentina cuenta con las mejores condiciones en América para desarrollar lúpulo, en especial la zona cercana al Paralelo 42 que concentra la mayor producción. Se estima que en el país hay alrededor 180 hectáreas productivas de lúpulo. En Chile, por las condiciones de humedad asociada a enfermedades, son solo 12 hectáreas.
«Brasil que está fuera del área de condiciones ideales ha apostado a la tecnología para cultivar. Con mejoramiento genético y biotecnología, ha logrado subir la producción a 80 hectáreas, superando a Chile«, ejemplificó la investigadora.
Consideró que Argentina dispone de mayor cantidad de superficie y mejores condiciones para producir lúpulo. «Si incorporamos tecnología de avanzada podemos dar mayor competitividad a nivel regional. Pero hoy lo que se produce, no alcanza para abastecer ni siquiera al mercado interno. Los productores importan material«, explicó y dijo que, si se logra potenciar la producción de la provincia, no solo podría cubrirse la demanda interna sino que se podría exportar.
El proyecto surge en la Universidad Nacional de Río negro y permite la apertura al conocimiento de estas tecnologías por parte de los productores. Foto: gentileza
Hoy, el lúpulo que se importa proviene en su mayoría de Alemania o Estados Unidos. Al tener una alta producción, Alemania diversifica la matriz productiva y el lúpulo es destinado no solo al sector cervecero sino que se destina a sectores como el farmacéutico y de cosmética.
El objetivo es contar con la infraestructura necesaria para producir lúpulo in vitro y evaluar la potencialidad del cultivo para otros sectores industriales. Hoy tenemos instalaciones que nos permiten hacer investigación pero no aumentar la producción de plantas, buscamos acercar a los productores la tecnología y brindarles asistencia técnica»,
Patricia Boeri, bióloga y doctora en Ciencias Agrarias.
Boeri recalcó que como no todos los productores pueden abastecerse con material importado, la mayoría de los productores se abastecen entre sí «a traves del intercambio de rizomas» del lúpulo (un tallo horizontal subterráneo). «Esta práctica sostenida en el tiempo puede acarrear otros problemas, como la baja calidad de las plantas, porque se infectan con patógenos«, advirtió.
Con el proyecto, Boeri propone generar alternativas que permitan cubrir la demanda actual. ¿Cómo? A traves de la micropropagación de los cultivos vegetales en la sede Atlántica de la Universidad Nacional de Río Negro.
«Lo que hacemos es multiplicar el lúpulo in vitro a través de la micropagación.
La micropropagación es la clonación de plantas en forma masiva, bajo condiciones controladas en espacios reducidos. La idea es contar con gran cantidad de plantas que, además, tengan calidad sanitaria», recalcó y agregó: «Lo que buscamos es que los productores se amiguen con estas biotecnologías, que las adopten y puedan superar las problemáticas del mercado».
Boeri admitió que la inversión inicial de un laboratorio de micropropagación no es baja pero recordó que los productores lupuleros hoy están asociados y podrían generar una cooperativa con el objetivo de abastecer su propio mercado. «De esta forma, se garantizan una producción constante. Si adoptaran esta tecnología podrían producir plantas de calidad sanitaria todo el año -lo que no sucede en el campo- y en cantidad«, subrayó.
El proyecto surge en la Universidad Nacional de Río negro y permite la apertura al conocimiento de estas tecnologías por parte de los productores. Foto: gentileza
En Argentina hay empresas privadas abocadas a la micropagación aunque no son accesibles económicamente para todos los productores. Por otro lado, al tratarse de empresas privadas, el conocimiento que se genera tampoco llega a los productores que simplemente, están obligados a comprar la planta.
«Este proyecto, en el marco de una institución pública, permite la apertura al conocimiento de estas tecnologías y la posibilidad de implementarlas. La idea es brindarles a los productores un pool de plantas iniciales para que vean que es posible hacerlo«, señaló, al tiempo que destacó a la ingeniera en Biotecnología, Luciana Di Sario, que realiza su doctorado en mejoramiento de lúpulo frente a situaciones de estrés hídrico y es quien impulsó la idea de investigar en lúpulo.
La segunda parte del proyecto apunta a descubrir otros sectores de la industria farmacéutica y cosmética. Hoy solo se piensa en la demanda cervecera. «Queremos evaluar ese aceite de las plantas de lúpulo y sus potencialidades, a través de un trabajo junto al Profarse (una empresa del estado)«, concluyó la docente de la UNRN.
FUENTE: RÍO NEGRO
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